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Lecturas: “Arbres en les estrelles” de Philippe Chomaz

Lecturas: “Arbres en les estrelles” de Philippe Chomaz El objetivo de la divulgación es que la ciencia rebase los límites de los libros y los laboratorios. En los últimos años han surgido nuevos caminos para experimentar una aproximación más interactiva a la ciencia y en España contamos con nuevas instalaciones en las principales ciudades: el Museo de las Ciencias de Valencia o su homólogo de La Coruña por poner dos ejemplos. En Francia se ha dado un paso más con los clubs de cultura científica o los bares de ciencias, espacios que colocan la física, la química o la biología en la vida cotidiana. Phillipe Chomaz, investigador en el campo de la física nuclear y Premio Jean Perrin 2001 de cultura científica quiere contarlo en su primera novela Des séquoias dans les etóiles, una original combinación de relato de ficción y manual de conocimientos básicos sobre la materia y sus orígenes cósmicos.
Dentro de la serie Sense fronteres, la editorial valenciana Bromera publicó el pasado mes de febrero la traducción de esta obra. Al mismo tiempo, la Universidad de Valencia, que participa en esta colección, invitó a impartir una conferencia a su autor, que explicó como él y otros colegas impulsan un espacio de divulgación, el Centro de Cultura Científica y de Técnicas Industriales de la Baja Normandía, o elaboran desde una nueva perspectiva los programas de física y química para el bachillerato francés.
Tres grupos de personajes conducen al lector a través de Arbres en les estrelles: Marcello y sus dos nietos entusiasmados con los misterios del átomo; Cécile y su equipo de investigadores del Acelerador de Partículas y, por último, un grupo de jóvenes estudiantes que preparan una exposición sobre el universo y la materia para presentarla en una sesión del Bar de las Ciencias. Con los personajes más jóvenes repasaremos los conceptos clave mientras que la tenaz Cécile Aleblanc es un ejemplo de la entrega y dedicación que han mostrado, a lo largo de la historia, muchos científicos. El autor presta atención, en los útimos capítulos, al legado de los pioneros en el campo de la radioactividad: Henri Becquerel, los esposos Curie, Ernest Rutherford o Enrico Fermi.
Cada capítulo cuenta con fotografías y diagramas explicativos y son frecuentes los apéndices que enumeran, de forma sencilla y clara, los conceptos descubiertos por los personajes en la narración: desde la tabla periódica de elementos hasta las tesis sobre el Big Bang como origen del Universo.
La curiosidad de los personajes, nuestra curiosidad, es el impulso que nos lleva a terminar la lectura y comprobar la diferenciación que hace el autor entre los conceptos técnica y ciencia: no será necesario dominar una disciplina, como hacen los investigadores, para sentirse fascinado por los interrogantes y retos que nos plantea.

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